martes, 2 de septiembre de 2008

Una mirada al pasado


Me ha parecido un buen punto de partida. La estación del Norte me trae recuerdos de aquellos momentos cargados de sueños y de ilusiones, de ideas flotantes que querían empaparse de conocimientos, de viajes y de pensamientos colgados en el futuro. Hoy quizás las cosas no están precisamente en su mejor momento pero intentaré buscar una pértiga que me permita saltar hacia momentos positivos.


Me dicen que soy bastante pesimista. Quizá sea cierto o quizá no. Es un poco contradictorio porque en el fondo creo que amo la vida y todo lo que eso significa. Sin embargo, en los momentos de desaliento surge una fuerza impresionante que me lleva a soltar bruscamente todo lo que me sirve de amarre a la existencia. A veces, he pensado que quizás ocurra al revés. Que me ate tanto a la vida y sobre todo al pasado que es realmente imposible volver a volar, a sentir, a soñar, a mirar de reojo lo que ocurre delante y detrás mío. Quizás me convierta en un ombligo gigante al estilo de un agujero negro que absorbe sin contemplaciones todo aquello que pasa por delante de mí. Lo bueno, lo malo y lo que ni siquiera he podido calificar.


En fin, que me siento en un banco de la Estación del Norte para empezar a ver a los pasajeros con sus maletas y sus rostros. El primer tren salió hace ya unas horas y la verdad, ni siquiera pensé en comprar un billete. Quizás mañana tenga ganas de levantarse de esta plataforma en la que los años y mis miedos me han colocado.



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