sábado, 23 de mayo de 2009

El vuelo del águila

Esta tarde he planeado sobre las montañas del Himalaya, he sentido el poder de las fuerzas de mis alas y he permitido sostenerme en el aire sin promesas y sin compromisos. Me he dejado llevar. He sentido el aire fresco en mis ojos y una luz amable me ha permitido contemplarte.

Los valles en el infinito me recordaban que pertenecía a esta tierra pero el latir de mi corazón me ha llevado muy lejos, sin moverme ni un milímetro de la habitación en la que me encontraba. He soñado otros mundos y otros sensaciones. La paz se ha transformado en oxígeno que se ha extendido muchos kilómetros al norte.

Allí seguro que estabas tu, enraizada en una enorme pena y con lágrimas ácidas cargadas de frustración e impotencia. Esta tarde te he dedicado mi vuelo para lamer tu plumaje mojado de miedo, de dolor y de tristeza al perder un ser querido. Aquí en las montañas acariciadas de cielo estarás protegida y serena.

El águila planea para limpiar tu espíritu y ayudarte a contemplar de nuevo la vida.

martes, 19 de mayo de 2009

Día de mercado

Somos capaces de comprar casi todo y estamos convencidos de que nadie nos vende nada. Somos tan integros, tan inteligentes y tan sutiles que obviamos lo evidente, y es que nos venden hasta la forma en la que tenemos que respirar.

Nosotros nos creemos las mentiras propias y ajenas insistiendo en nuestra libertad, insistiendo en nuestra independencia, insistiendo en que tenemos capacidades para diferenciar lo impuesto de lo que nos gusta y nos apetece.

Aquellos que nos venden el mundo son idénticos a nosotros. Son un reflejo pulcro de nosotros mismos y nos agitan de un lado a otro marcando las diferencias quizás por eso no nos damos cuenta de que estamos comprando lo que nos han vendido. El mercado es una gran mentira pero concurrimos día tras día para encontrar ese objeto diferente con el que queremos perpetuarmos para siempre.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Algo de tu anatomía



Tuve que correr
cuando la vida dijo: "ve"
No hubo manera de pararme
Correr que fue volar
Beber de un solo trago todo el mar
Y no sació mi sed el agua
Tomé el sendero sin saber
que me alejaba para no volver
Dulce como miel
probar el roce de su piel
Ella en el suelo, yo en el aire
Dulce pero cruel
llenó mi mundo de papel
Jamás pensé que llegaría a helarme
Que perdería el calor
y con el tiempo la razón
En el camino tropecé
con esa piedra desde la que arranqué
Tomé el sendero sin saber
que me alejaba para no volver
En el camino encontré
lo que jamás pensé tener
Tuve que correr
cuando en el viento pude oir
que igual que vine habría de marcharme,
que como vine habría de marcharme

TUVE QUE CORRER
(Nacho Béjar y Antonio Vega)