martes, 30 de septiembre de 2008

Una burbuja de agua

El otro día tenía muchísima sed y no me dio tiempo a sacar un vaso de agua del armario. No sé si fue por las prisas o que pero el caso es que tome la botella por el cuello y me dí un gran sorbo de agua mineral. Todo iba bien hasta que mi pareja me dijo que me había tragado una burbuja que estaba camuflada dentro de la botella.

¿Pues que más dará? - pensé. Pues no dió igual. A los pocos minutos noté como mi estómago se inflaba más de lo normal y empezaba a hacer unos extraños "ruiditos". Todo hubiera quedado en un mal trago pero la burbuja, crecía y crecía dentro de mí hasta que este velo de agua cristalina envolvió por completo mi cuerpo, de los pies a la cabeza. Me pellizqué la cara para asegurarme de que no estaba viviendo un sueño. Era real, lo que me estaba sucediendo era completamente real.

Con el paso de las horas la burbuja había adquirido una textura más densa y menos mal porque para entonces la "gran bola de agua" conmigo dentro inició su ascenso y en cuestión de segundos se topó con el techo de la cocina. Luego se filtro por el cemento y los ladrillos que separan mi piso con el del vecino de arriba. El susto fue tremendo. Alex y Carla, mis vecinos que me conocen desde hace años, no daban crédito a lo que vieron esa tarde. Yo, aún sigo reflexionando sobre lo sucedido ese día. Mis huesos, mi piel y todos mis órganos se diluyeron y se transformaron en H2O, hidrógeno y oxígeno.

martes, 23 de septiembre de 2008

Símbolos

Nada es lo que parece y lo que parece nada tiene que ver con la realidad. El juego de palabras se las trae pero este fin de semana después de salir de un cine, con horario un poco raro, descubrí parte de la esencia de uno de los personajes más insípidos que se colocó delante de mí. Estaba en la fila 11 y pude apreciar en toda su amplitud su rostro inexpresivo.

Después de los títulos de crédito me dí cuenta de que su papel quizás, digo quizás porque no soy una experta literaria, estaba hecho a conciencia. El actor representaba una vida anulada por las circunstancias históricas, familiares y personales. Un masón rojo, decían en el guión. Yo que vivo en otra época y duermo en el andén de la estación del norte no comprendía la poca gracia y la nula pasión del personaje. No entendía nada.

Sorprendentemente, como si algo o alguien me explicara la esencia de este personaje, me dí cuenta de que no podía ser tratado de otra manera. Era un hombre eliminado, el acoso y el miedo de su "momento histórico" le borró hasta los pensamientos. Anulado y sin capacidad de respuesta alguna respiraba de forma automática porque su corazón se lo pedía. Muerto en vida, un fantasma en su propia casa y en su propio país, un lamento que ya no existe porque le resulta demasiado doloroso llorar.

En un momento de lucidez el personaje se tiró por la ventana.

"Llévame
a la magia del momento
de la gloria
donde los niños del mañana
soñarán
los cambios que vendrán,
llévame
a la magia del momento
de la gloria
donde los sueños
de los niños
cambiarán
a la humanidad"

(Wind of change - Scorpions)


jueves, 18 de septiembre de 2008

No quedó nada

Estoy casi segura de que con cuatro palabras el mundo y nuestras vidas irían mucho mejor. Si escucháramos más los momentos y nos dejáramos arrastrar por lo que nos gritan "nuestras tripas" sería más sencillo apostar por la vida.

Leer cada letra de un poema, escuchar cada nota de una canción o reconocer la respiración de nuestros vecinos. Sin embargo, no llego a comprender porqué nos enredamos en pensamientos hostiles y poses estudiadas para con-vencer. ¿Con-Vencer a quién? ¿Con-Vencer con qué? ¿Con-Vencer por qué?

El verbo, sin el con, lo dice todo: Vencer. Derrotar o rendir al enemigo. La forma más amable es convencer: Incitar, mover con razones ( las mías o las tuyas, de forma pacífica o violenta) a hacer algo. Yo no quiero. Sólo deseo caminar, pasear, y disfrutar de los tonos de la vida. Cualquier otra acción me lastima y me hiere en lo más oculto de mi alma, si es que la tengo y no la he dejado arrinconada en cualquier instante de mi vida en la que caí demasiado abajo y demasiado deprisa.

Con-vencer, ¿que gano? Nada o todo. Depende del lado del espejo en el que me mire y me coloque.

martes, 16 de septiembre de 2008

Sensaciones en rosa

En los pies tonos fucsias y para el resto del cuerpo rosas eléctricos. Un color dicen muy femenino y que está de moda pero que en mi armario nunca ha encontrado un sitio importante. Hoy las hojas de los árboles y los rostros de todos aquellos que me encuentro por la calle son en este tono, incluso unas pastillas de jabón decoradas me las han colado en una bolsa rosa. También unos zapatos, en este caso color chocolate reposan en una caja rosa dentro de una preciosa bolsa fucsia metal.

Las calles estaban en rosa y los semáforos eran como pombas de jabón en rosa pastel. Demasiado tono único que chocaba de frente con mi estricta vestimenta en tonos grises, verdes y azules. La tarde no pudo ir mejor. Besos en rosa en una banco cercano a la gran biblioteca y un sol rosáceo que me cegaba la visión. La noche incluso fue en rosa. Al día siguiente más de lo mismo.


"Mientras camino por el valle de la sombra de la muerte
Miro lo que ha sido mi vida y veo que no queda mucho
Por que hago mucho ruido y me hecho a reír tanto, que
Incluso mi madre piensa que estoy loco"
(Gangsta's Paradise - Coolio )


sábado, 13 de septiembre de 2008

Partículas aceleradas

He estado varias horas pensando en el dinero que me quedaba en el bolsillo. He pasado por taquilla y me he subido al primer tren hacia el más allá. Digo más allá porque aquí no quiero quedarme.

Ha sido una aventura en la que he recuperado algunos olores. El olor a limón me estimulaba y me hacía sonreír sin complejos y con un toque de maldad. Estuve cabalgado por montañas lejanas en las que miles de gotas de lluvia invadieron la túnica azul celeste en la que estaba envuelta. Ha sido magnifico expandir mis brazos en el aire y arrancar a la naturaleza trocitos de oxígeno. Cada momento, cada instante fue una caricia del universo. Y por eso quise celebrarlo más allá del infinito colocando cada gota de aroma en su lugar correspondiente.

Me fui muy lejos y allí encontré una gran lago de menta y chocolate con burbujas de jazmín en el que estuve flotando durante siglos. La vuelta a casa ha sido más fácil. Creo que el próximo tren sale dentro de noventa minutos.



miércoles, 10 de septiembre de 2008

Niebla

Esta mañana fui capaz de salir a dar un paseo. No quería alejarme demasiado de la estación porque últimamente mi memoria falla bastante y tenía miedo de no saber encontrar el camino de vuelta. La noche anterior había caído una tormenta impresionante. Miles de hojas sembraron de verde la calle por la que me aventuré a dar una vuelta. La verdad que fue una sensación grata y positiva y me hizo retroceder unos cuantos años en el tiempo.

La lluvia ha tenido siempre en mi un efecto terapéutico. Recuerdo que de jovencita me ponía debajo de un canalón y esperaba sobre mi cabeza una gran cascada de agua en días de tormenta. Era como ponerse a gritar al lado de la vía de un tren al estilo de Liza Minelli en Cabaret.

Pensaba en las tertulias con los amigos que se prolongaban durante horas y al final, teníamos la seguridad de haber cambiado el mundo. Hoy los pocos cafés sirven para intentar modificar algo de nuestra existencia. No lo conseguimos pero al menos lo intentamos. Echo de menos esas frases cargadas de emoción y esas mirandas cómplices que conseguían elevarte hasta el cielo.

El chapoteo de mis sandalias sobre las hojas mojadas tendidas en el suelo trajo hasta el presente nombres imborrables como Niebla. Un local de mala reputación que nos envolvía a todos en una nube tóxica. Hoy ya ni siquiera recuerdo cual es el símbolo que han levantado en su lugar. No sé si me importa demasiado pero si tengo la sensación de haber dejado colgadas muchas cosas del pasado en el tiempo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Existencia inmediata

Hace un par de horas he recibido una llamada de teléfono de una amiga. Me dió una alegria enorme porque me hizo despertar del medio sueño en el que vivo ultimamente. Supongo que será porque paso demasiado tiempo buscando en el panel de salidas un sitio para instalarme los próximos meses.

París, El Cairo, Pamplona o Granada. Mi mundo de existencia inmediata gira en torno a estas cuatro ciudades pero el viaje no es directo y eso me da una enorme pereza. Quizás las salidas nacionales sean más fáciles porque sólo tengo que llevar una maleta pero tengo que viajar sola. Las otras dos estaciones son un estímulo para recuperar mi alma.

Mientras decido pienso en el viaje de mi vida y no lo encuentro. Y es realmente complicado porque he sido una persona que hacía las cosas sin pensar, sin calibrar los riesgos y ahora me pesa hasta el aire que respiro. De hecho el otro día casi me muero por intentar conservar un poquito de aire fresco en mis pulmones.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Llamando a tierra

Hace unos años teníamos tiempo para escribir a los amigos y a la familia. Íbamos al estanco a por un par de sobres y de sellos y durante la vuelta a casa fluían las palabras precisas. Hoy con los avances de las nuevas tecnologías aparecen las frases, incluso antes de que las pensemos. Sin embargo, a veces, tengo la sensación de que no escribo lo que quiero sino lo que el ordenador necesita. Palabras.

Con el móvil pasa lo mismo que con las cartas. La comunicación es inmediata, sin ruidos. Pero, ¿por qué me parece que estoy a miles de kilómetros de la gente, de mis amigos, de mi familia? Quizás sea porque no estoy en unos de mis mejores momentos y por eso todo me parece vacío, plano y sin colores, incluso estoy pensando en desconectar durante una temporada este pequeño artilugio que envuelve en su aura de globalización absolutamente todo. Así no podré constatar día tras día mi inmensa soledad.

Durante horas esperas que el tono del móvil te despierte de tu letargo pero cuando miras la identificación de la llamada sientes un sofocante vacío. Es una amiga, es tu hermana, es alguien desconocido pero nunca es la llamada que esperas. Me pregunto si exite un emisor capaz de rescatarme de esta estación. Con los ojos vidriosos doy al botón de silenciar la llamada y sigo mirando las vías del tren. Hace un rato por megafonía han anunciado que el tren con destino a cualquier sitio tiene prevista su entrada a la una de la tarde.


martes, 2 de septiembre de 2008

Una mirada al pasado


Me ha parecido un buen punto de partida. La estación del Norte me trae recuerdos de aquellos momentos cargados de sueños y de ilusiones, de ideas flotantes que querían empaparse de conocimientos, de viajes y de pensamientos colgados en el futuro. Hoy quizás las cosas no están precisamente en su mejor momento pero intentaré buscar una pértiga que me permita saltar hacia momentos positivos.


Me dicen que soy bastante pesimista. Quizá sea cierto o quizá no. Es un poco contradictorio porque en el fondo creo que amo la vida y todo lo que eso significa. Sin embargo, en los momentos de desaliento surge una fuerza impresionante que me lleva a soltar bruscamente todo lo que me sirve de amarre a la existencia. A veces, he pensado que quizás ocurra al revés. Que me ate tanto a la vida y sobre todo al pasado que es realmente imposible volver a volar, a sentir, a soñar, a mirar de reojo lo que ocurre delante y detrás mío. Quizás me convierta en un ombligo gigante al estilo de un agujero negro que absorbe sin contemplaciones todo aquello que pasa por delante de mí. Lo bueno, lo malo y lo que ni siquiera he podido calificar.


En fin, que me siento en un banco de la Estación del Norte para empezar a ver a los pasajeros con sus maletas y sus rostros. El primer tren salió hace ya unas horas y la verdad, ni siquiera pensé en comprar un billete. Quizás mañana tenga ganas de levantarse de esta plataforma en la que los años y mis miedos me han colocado.