miércoles, 2 de junio de 2010

Nuevos tiempos

Han pasado ya muchos espacios y silencios y creo que por fin voy recuperando la compostura. La última visión era compleja y decidí zambullirme en un momento infinito de silencio. Ahora empieza una etapa de calor y sobre todo de luz. Nunca he contado que la oscuridad del invierno y la inestabilidad de la primavera me perjudican seriamente. El verano me agota pero los espacios y momentos de luz son vitales para mi delicada existencia.

El otro día retorné de las entrañas de la tierra y mis pensamientos volvieron a fluir. Estuve encerrada en las cavernas de la oscuridad para conseguir un pase que me permitiera desaparecer durante semanas. Me he dado cuenta de que no sirve de nada cerrar los ojos porque las visiones que no me gustan de este mundo siguen fijadas en mis proyecciones mentales. Hay mentiras fuera y dentro de nuestro campo visual y por eso mismo, aposté por materializarme otra vez más.

Ascendí por las musgosas escaleras de la oscuridad y después de arañar el pegajoso velo de la inquietud y de los miedos percibí una pequeña luz que me colocó justo en frente de mi banco. Mi viejo banco de madera de la estación del norte. Estoy sentada y vuelvo a contemplar el ir y venir de aquellos que siguen viajando de un lado para otro.