domingo, 24 de enero de 2010

Para un rato y mira

El mundo gira deprisa y aunque miro hacia dentro para ver aquellas cosas que se mueven día tras día pocas veces acierto a comprender que es lo que está pasando realmente. Desconozco muchas cosas y me aferro constantemente a hábitos adquiridos por la repetición de hechos y deseos. Actúo de forma casi obligatoria para no ser diferente a los demás. ¡Qué absurdo!

Es imposible acertar, si emprender el viaje en coche, en avión o en barco. Lo único que tienes claro es que tienes una necesidad imperiosa de viajar, de moverte, de averiguar que pasaría en otros destinos, en otros momentos, en otros lugares, en otros segundos.

Busco en el humo de las ya inexistentes máquinas de vapor una referencia para seguir su estela, miro a través del arco iris un mundo de lugares mágicos donde colocar un granito de sosiego permanente. Y me encuentro nuevamente en frente de una nebulosa de metal que me impide correr hacia afuera. Es entonces, cuando me paro un rato y miro otra vez hacia dentro.


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