viernes, 15 de enero de 2010

Intrusos

Hoy se han llevado mi banco de madera sin ningún tipo de derecho. He maldecido a los intrusos durante unas cuantas horas y al final les he permitido quedarse en este andén en el que he derramado cientos de lágrimas.

Todo ha ocurrido en un momento de despiste. Salí a dar un paseo por las cercanías de la estación y al volver me encontré que alguien había subido la entrada de acceso más de medio metro. En estas condiciones era complicado acceder al interior del andén sin arriesgar alguna de las piernas. Solté un puñetazo contra el cemento decorado con preciosas baldosas de cerámica. Me enfadé, me cabreé y como pude accedí al interior de la estación.

Allí encontré a un niño pequeño y a la persona que le estaba cuidando en esos momentos. Me resultaban conocidos. Me fui adentrando en el andén y cuando traté de refugiarme en mi banco de madera me di cuenta de que ya no estaba allí. No podría decir ahora cuantos extraños participaron en el ataque a mi intimidad pero eran bastante cobardes. Tenían sus rostros tapados con capuchas negras y estaban todos acurrucados en círculo.

No me dieron miedo, sentí fluir el ácido de mis emociones contenidas y les grité sin mediar palabra. Mi espacio es sagrado y no permitiré que rompáis el equilibrio existente. Me di la vuelta. Buscaba a algún responsable de este despropósito y sólo me encontré con una nebulosa gris que giraba a mi alrededor. Caí al suelo. Derramé parte de las fuerzas obtenidas en una batalla cruel contra el tiempo y al final, apoyándome en mi mente recuperé la compostura.

Busqué otro banco de acero. Estaba frío y desde allí contemplé las sombras que a tan solo unos metros cohabitaban conmigo. Fijé la mirada y el aliento de mis emociones comenzó a fluir a bajo cero. Lo extraño de todo es que mi temperatura era elevada. Quizás por eso sigo resistiendo. Nadie me podrá expulsar de mi territorio. Si se acercan más me levantaré como una montaña de hielo y escupiré fuego por los ojos. Resurgiré de las entrañas de la tierra y cogeré uno a uno a cualquier intruso que quiera desestabilizar mi existencia.

Ahora descanso tranquila. Mañana despertaré de este terrible sueño en el que se han visto implicadas demasiadas sensaciones que nunca había percibido antes. Quizás sea un buen momento para construir otro banco o quizás sea un momento para elevarme hasta ese mundo donde me siento comprendida.


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