miércoles, 13 de enero de 2010

Sinfonía de sensaciones

He pasado varias semanas acurrucada y meditando. Llevaba años sin ver como la nieve teñía de blanco la vida de los pasajeros. A mi desde luego se me ha encogido mi pequeño corazón y he estado a punto de morir congelada simplemente al observar la sinfonía de sensaciones que descendían del cielo.

Cada burbuja blanca me hablaba de hechos de mi vida, me susurraba como las cosas se van modificando en función de cada nuevo amanecer. He sentido como algunas arrugas marcadas en mi rostro se alisaban al no sentir determinadas ausencias. Me he trasladado a otro tiempo y he lanzado grandes bolas de nieve hacia los sueños de futuro.

En un intento por saborear la nieve he descubierto la inmensidad de las sensaciones. He bebido las gotas blancas de la vida y he resbalado junto con una gran familia de copos de cristal. He sentido su fría textura y su calido abrazo después de ingerir el elixir de la congelación. Una vez más he abierto una puerta a las sensaciones y he recuperado con la purificación del agua el reclamo de la vida.


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