No sé que se siente cuando la sangre deja de circular por las venas pero hoy ha sido uno de esos días en los que los minutos y los segundos no han dejado ninguna marca en el reloj. Ha sido un día gris, un día acompañado de nubes y de lluvia. El sol ha desaparecido, algo normal si pensamos en la época en la que nos encontramos, pleno otoño tirando a invierno.
Me encojo sin fuerzas para levantar la mirada al frente y me acurruco frente al ordenador esperando que lleguen señales de otro lugar con colores. He abierto un armario en busca de una prenda confortable y sólo he visto camisas, camisetas y pantalones colgados. Nada amable y cálido para hacer acogedoras las próximas semanas.
Me encojo sin fuerzas para levantar la mirada al frente y me acurruco frente al ordenador esperando que lleguen señales de otro lugar con colores. He abierto un armario en busca de una prenda confortable y sólo he visto camisas, camisetas y pantalones colgados. Nada amable y cálido para hacer acogedoras las próximas semanas.
Como remedio casero me he preparado un sin fin de golosinas de todas las formas y sabores posibles y aquí sigo comiendo estas dosis de alegrías ficticias a la espera de una explosión que recoloque mis pensamientos. Cada ración es un pequeño estimulante que me sirve para seguir flotando en el espacio y tomarme la vida y sobre todo el presente con una cierta distancia emocional.
Mama, put my guns in the ground
I can't shoot them anymore.
That long black cloud is comin' down
I feel I'm knockin' on heaven's door.
(Guns n' Roses - Knockin' on heaven's door)
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