lunes, 7 de septiembre de 2009

La decisión de Verónica

Llevaba días buscando una respuesta a los avatares de la vida y una llamada colocó en su sitio todas aquellas herramientas que utilizo para plantarle cara a la existencia cotidiana. Buscaba un mañana y me encontré un presente furioso, enrabietado con la vida y deseoso de marchar hacia otro lado.

Mi mente paró y dejó paso a un corazón en expansión. Me entraron dudas pero no había tiempo para el conflicto y miré de frente a la inmensidad del vacío, a la profundidad de la muerte. Todo estaba programado y nadie lloró más de lo debido, sentimos su avance hacia otro mundo, sentimos su perdida de la conciencia y el agotamiento de su materia. Confiscamos su energía para ayudar en esos momentos en los que nadie quiere despedidas, en los que el cuerpo se aferra al último intento desesperado de permanencia.

Te dije adiós despacio y con lágrimas transparentes que sólo fluyen en el interior de un ser en paz. Hoy he comenzado a llorar tu ausencia. Hoy he comenzado a llorar mi mañana.


V.F.P

(1 de septiembre de 2009)

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